Querido lector que te pillo ahora que estás desocupado, o te tomas un café o estás viendo pasar las nubes de este extraño fin del año 2017. Ya que te has topado -por supuesto que inadvertidamente, mientras ojeas distraídamente este periódico- con el título de este artículo de prensa, quiero decirte una cosa, también así, como sin quererlo.
 
 
Cuando nos hablan de Cervantes, la imagen que de él normalmente se nos viene a la mente se suele haber forjado en base a estas dos: la del famoso retrato falso de Juan de Jáuregui que está colgado en la Real Academia (pero que aparece en infinidad de sitios) y el de la estatua de la plaza de España de Madrid. En estas dos tiene la misma cara transfigurada, espiritual y trascendente que nos recuerda intensamente a la de don Miguel de Unamuno.
 
 
Recientemente, mi amigo peruano pero residente en Alcázar de San Juan, David Eduardo Escobar Vargas, me hacía llegar una foto de la ciudad peruana de Pausa, en la que nacieron sus padres (y donde todavía residen) y en la que aparece en la plaza de la ciudad un mural con don Quijote y Sancho, también un molino de viento y además está dibujado un cóndor sobrevolando una cadena montañosa, lo que parece el Nevado de SaraSara.
 
 
 
En 2005, al amparo de la celebración del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote de Cervantes, la JJCC de Castilla-La Mancha, trazó la RUTA DE DON QUIJOTE, proclamándola como "el corredor ecoturístico más largo de Europa", con aspiración de ser "catalogada por sus valores culturales y medio-ambientales como Patrimonio de la Humanidad”.
 
 
Cervantes elige a Rocinante como el caballo de don Quijote. Y lo hace con mucho cuidado pues el tempo de la historia que nos cuenta irá con su penoso paso.
 
 
El pasado jueves, 25 de agosto, Elisa Díaz Argüelles y Juan Garrido Morales, concejales del Grupo municipal Equo Alcázar-Vecinal, nos anunciaron a través de los distintos medios de comunicación, que presentarían una moción al pleno a celebrar el último martes del mes, día 30, reivindicando a Alcázar como ciudad educadora.
 
 
Si el arte tiene algo singular es precisamente su ambigüedad. La ambigüedad para poder interpretarlo, para proyectarte en la obra y sacar conclusiones en función de tu personalidad, de tu capacidad interpretativa de la simbología que parece poner sobre la mesa.
 
 
El análisis psiquiátrico de Alonso Quijano, más conocido como Don Quijote de la Mancha, es complicado de realizar y también de conocer qué enfermedad mental sufría, pero todo apunta a que padecía psicosis reactiva y que, a día de hoy, sería tratado con neurolépticos e internado, según apunta, en un informe realizado por el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, el psiquiatra del Hospital Vithas Nuestra Señora de Fátima, Tiburcio Angosto Saura.
 
 
El sábado 9 de abril el investigador catalán Enrique Suárez Figaredo nos honró con su presencia participando en la actividad “Los Almuerzos con don Quijote” que organiza la Sociedad Cervantina, en los que una persona relevante nos visita y cuenta su relación con la principal obra de Cervantes, alrededor de una mesa y siempre degustando platos típicos manchegos.
 
 
 
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...". Con esta frase comienza el Quijote, frase harto repetida en todo el mundo literario y fuera de él. Posiblemente hay mucha gente que no ha leído el Quijote, pero sabe que es el comienzo de esta novela de Cervantes.
 
 
Leo y releo las diversas entregas que bajo el epígrafe «El viaje de Don Quijote/La Mancha de Azorín» escribe Julio Llamazares en la «Revista de Verano» de El País. El trabajo (o encargo, o ambas cosas a la vez) pretende rememorar, al menos en sus primeras entregas, la ruta que emprendiera Azorín hace ciento diez años para conmemorar el tercer centenario de la publicación del Quijote en su primera parte, a la vez que servir de efemérides al cuatrocientos aniversario de la publicación del mismo en su segunda mitad. Y tengo que decir que cuanto más las leo, más sorprendido me encuentro, y no para bien, precisamente. Comentario éste que creo que merece una explicación.
 
 
Historiadores, profesores y estudiosos migueletes se sumaron a las Jornadas Cervantinas ‘Miguel Esteban, Cuna de Don Quijote’ ofreciendo interesantes ponencias sobre diversos aspectos de la obra cumbre de nuestra literatura.
 
 
En las I Jornadas Cervantinas organizadas por el Ayuntamiento de Miguel Esteban (Toledo), el pasado 25 de Abril, parece que todos los ponentes defendieron que esta localidad manchega es el lugar de don Quijote.
 
 
La localidad toledana defiende con argumentos de peso que es el lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiso acordarse Miguel de Cervantes. A través de la celebración de la primera edición de sus Jornadas Cervantinas, Miguel Esteban pretende demostrar el importante papel que tiene en El Quijote.
 
 
En los últimos meses estamos conociendo noticias sobre nuevos lugares que dicen ser el lugar de don Quijote. Hay algunos que incluso lo reivindica para sí, en Cataluña o en León, haciendo increíbles juegos malabares con lo escrito por Cervantes, aunque para la mayoría, esto no deja de ser una mera anécdota.
 
 
 
Castilla-La Mancha es conocida por ser el escenario de las aventuras del personaje más famoso de Miguel de Cervantes, Don Quijote de La Mancha.
 
 
La consejera de Empleo y Economía del Gobierno de Castilla-La Mancha, Carmen Casero, ha asegurado hoy que “el Quijote es para Castilla-La Mancha una gran oportunidad para generar empleo y riqueza, en torno al turismo y al sector servicios”.